Teorías sobre la extinción: Futurologías Latinoamericanas

Futurologías

Teorías sobre la extinción: Futurologías latinoamericanas

"Muchas palabras se caminan en el mundo. Muchos mundos se hacen. Muchos mundos nos hacen. Hay palabras y mundos que son mentiras e injusticias. Hay palabras y mundos que son verdades y verdaderos. Nosotros hacemos mundos verdaderos. Nosotros somos hechos por palabras verdaderas. En el mundo del poderoso no caben más que los grandes y sus servidores. En el mundo que queremos nosotros caben todos. El mundo que queremos es uno donde quepan muchos mundos.”

Ejército Zapatista de Liberación Nacional, «Cuarta declaración de la selva Lacandona», 1997.


La actual crisis planetaria que enfrentamos se encuentra en una dimensión sistémica, múltiple y asimétrica. Nunca antes tantos aspectos cruciales de la vida fallaron simultáneamente generando expectativas sobre el futuro cada día más inciertas.

Este es un un momento crucial, "el siglo de la Gran Prueba". Un momento que nos urge a hacer un cambio radical para dar paso a una transición hacia sociedades y futuros más sostenibles. Esto solo puede ser posible a partir de un cambio profundo de los valores y la manera de relacionarnos y habitar junto a la diversidad, la simplicidad, la austeridad, la durabilidad y la revalorización de la materia, incluyendo lo vivo y lo no vivo.

La crisis ecológica que enfrentamos es una crisis cultural y, por ende, una aguda crisis de nuestra imaginación. La Tierra y el cosmos se han transformado en un gigantesco sistema tecnológico en favor de una invisibilización hacia nada detrás o más allá de la perfección de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, es necesario empezar a imaginar una nueva cosmopolítica que no sea una continuación de las actuales formas de organización, control y dominación de la modernidad, sino un esfuerzo de reconciliación entre lo universal y lo particular. Es urgente poner en marcha nuevas cosmovisiones sobre el mundo, nuevas maneras de ser y habitar: reconstruir un nuevo imaginario planetario, acompañado de una nueva espiritualidad terrestre.

La modernidad es un episodio fundamental en la historia de la humanidad, como lo fue la revolución neolítica, pero estamos viviendo una intensa lucha que busca irrumpir sus valores más profundos. En este proceso, es vital acudir a la memoria milenaria de las formas-de-hacer de las comunidades indígenas, campesinas, negras y, sobre todo, aquellas tecnologías e inteligencias no humanas. Es importante reescribir nuestras relaciones de parentesco en esta era de crisis relacional y trazar otras condiciones de posibilidad históricas-culturales institucionalizables que cumplan con la reinserción de las sociedades humanas a los ciclos vitales planetarios.

Como escribe Bruno Latour, hay que elegir entre modernizar y ecologizar con plena conciencia de que nuestra comprensión de la ciencia pone en peligro todo el aparato de la modernización. "Enfrentarse a Gaia” requiere el establecimiento de otro sistema de coordenadas que sirva a la variedad de la vida y el ecosistema en tanto una visión del mundo más sostenible y una relación más profunda con el mundo (Latour, 2017).

La lección más importante como Humanidad es reencontrarnos con la Madre Tierra, con las fuerzas de la Pachamama y la Abya Yala, para garantizar una vida digna para todos los seres humanos y no humanos. Asambleas para los comunes como movimientos alternativos para un cambio sistémico con coaliciones de acción trans-local, pero de impacto global. En una transición como ésta, crítica y acción requieren nuevas narrativas imaginativas, combinadas con soluciones materiales prácticas.

Necesitamos ambas cosas, los saberes milenarios y los saberes modernos. Son necesarias las contaminaciones. Lo subalterno no puede quedar siempre en los márgenes, debe ser parte de la coalición que lucha hacia un nuevo sentido común. Un gran tejido de resistencias, pensares y sentires en búsqueda por transitar senderos pluriversales.

Aerodinámica de las semillas nace como una respuesta a esta situación. Surge como una investigación especulativa transdisciplinaria que abraza la noción de pluriverso -un archipiélago emergente de mundos humanos y más que humanos, habitados por una constelación de tejidos comunitarios, colaborativos y de co-creación.

Nos interesa reconocer las tecnologías propias de la naturaleza y estudiar el universo sensible e inteligente de las semillas voladoras. Para ello, las humanidades ambientales, el pensamiento especulativo y la imaginación radical se han convertido en nuestra caja de herramientas. Abrazamos las humanidades ambientales atravesadas por un pensamiento ecológico latinoamericano que se plantea el papel del arte y la ciencia desde una relación simbiótica y crítica respecto a los procesos de generación del conocimiento. No es lo mismo pensar la materia que inventar la imagen del mundo. Pensar desde el binarismo arte-ciencia, significa que estamos construyendo una imagen del mundo incompleta.

El futuro como dimensión del tiempo humano que permite a las sociedades ordenar su pasado y su presente se encuentra en un momento contradictorio y desconocido.

La futurología y la especulación se vuelven necesarias para diseñar un centro neutral de las ideas. No existe un futuro sin referencia explícita a los criterios de la globalidad y voluntad. La prospectiva no contempla el futuro en la única prolongación del pasado, porque el futuro está abierto ante la vista de múltiples avatares.

El estudio de este tipo de futuro requiere un equilibrio entre prever y actuar. La prospectiva no es ni profecía, ni previsión. Su misión no es otra que la de ayudarnos a construir. Desarrollar un futuro como espacio de voluntad requiere de la posibilidad de contar, imaginar y experimentar con historias, en plural, que atiendan al cuidar cotidiano en medio del épico deterioro y abandono de la Tierra.

¿Hacia dónde vamos? ¿Cuáles son las diferentes maneras de concebir el futuro? ¿Podemos conocerlo, preverlo o prospectarlo a través del arte, la ciencia y la tecnología? ¿Cuál es el futuro del futuro cuando se han derrumbado las certezas de la modernidad occidental? ¿Qué tipo de futuro debemos afrontar de cara al siglo XXI? Y, principalmente, ¿Cómo decolonizar el futuro para agenciar aquellas sensibilidades colectivas tanto humanas como no humanas? Porque final de cuentas, el futuro, son las operaciones de los curpxs, su relación con la materia y el mundo-ambiente.

“Qhip nayra uñtasis sarnaqapxañani” es un aforismo Aimara que la activista y socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui interpreta así: “mirando al futuro/pasado podemos caminar al presente/futuro”. Es decir, necesitamos estar de cara al pasado y con el porvenir en nuestra espalda como única guía para llegar al futuro.

En este sentido, practicamos una futurologia latinoamericana especulativa como operación estética que nos permite imaginar otros mañanas. Pero no debe ser entendida sólo como un fenómeno estético, una metodología o una práctica artística. Hay que entenderlo como una actitud: un espíritu que no menos inmune, pero sí más volátil, se vuelve una reverberación del sonido en el cuerpo. Un espectro de y para el futuro que emana a través de los tiempos.

Son estas relaciones con la(s) vida(s) las que tejen imaginarios científicos, profesionales y culturales sobre sus vitalidades y la posibilidad de una comprensión afectiva de los íntimos enredos entre humanos, las comunidades vegetales, sus semillas y los suelos.

De ahí que sean importantes estos espacios especulativos para combatir el colonialismo interplanetario desde la subversión, la ecología de saberes y la ética de cuidados. No hay planeta B. La crisis medioambiental planetaria actual enfrenta nuevos retos e imaginaciones respecto del futuro de la biodiversidad vegetal. ¿Cuáles serán los nuevos desafíos en términos de cooperación y coevolución entre las especies vegetales y el medio ambiente? ¿Qué estrategias aerodinámicas, morfológicas y filogénéticas de supervivencia tendrán que desarrollar las plantas y sus semillas? ¿Qué nuevas inteligencias y sabidurías se gestan en sus multiplicidades especulativas? ¿Cómo podemos reescribir nuestros imaginarios antropocéntricos a partir de modelos artificiales? Y sobre todo ¿cómo podemos reescribir nuevas historias contra la extinción de las especies?

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